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Guatemala: mujer, violencia y sociedad

  • JASS

Este articulo fue presentado durante un conversatorio convocado por Ensenyants Solidaris y el Sindicato STEI en Mallorca, noviembre 2015. 

Contexto Guatemala

Así como Guatemala es muy diversa por sus culturas, identidades e idiomas, así lo es también por sus realidades. En nuestro país convergen múltiples condiciones y condicionantes que van limitando o potenciando el accionar de las mujeres, esas condicionantes van tejiendo ese entramado que constituye la Sociedad, la cual está conformada al 2015 por 16,176,133 millones de habitantes, de los cuales 7,903,664 son hombres y 8,272,469 somos mujeres; somos el país más poblado de Centroamérica. En el cual hubo un conflicto armado que duró 36 años y que finalizó con los Acuerdos de Paz en 1996, razón de sobra para empezar una nueva era, con muevas energías y esperanzas, pero la realidad ha sido otra. 

Sin lugar a dudas Guatemala, está dentro de una región bastante privilegiada en cuanto a los recursos naturales que posee, esta misma característica ha hecho de nuestro país un blanco perfecto para las trasnacionales que quieren invertir en la industria del “extractivismo”, es decir en el saqueo de los recursos y bienes naturales de la población. 

La pobreza y la pobreza extrema han sido un problema estructural en Guatemala, ya que las condiciones de desigualdad de las mujeres se acentúan en un Estado patriarcal, racista, clasista, discriminador y excluyente. 

En el tema educativo, también las posibilidades para las mujeres se van achicando. “16 de cada 100 habitantes siguen siendo analfabetas, en su mayoría son mujeres”1 y con la gravedad que son mujeres indígenas o del área rural. Esta desigualdad se refleja en el alfabetismo de la población en edad de laborar (14 años en adelante). Mientas que en los hombres está en el 80.9%, en las mujeres desciende al 71.7%. Las condiciones de mujeres indígenas se empeoran, para las cuales la tasa de alfabetismo es del 55%.

Los sistemas de salud no están enfocados a la atención en prevención de enfermedad, sino de curación, estos tampoco están integrados y vinculados con la educación integral en sexualidad. Dichos sistemas no concuerdan con las necesidades de las mujeres indígenas y mucho menos con las mujeres indígenas jóvenes. Todo esto refleja que la violencia estructural todavía permanece en nuestro país, y que a pesar de que ha habido avances y aportes desde los movimientos de mujeres, feministas y de mujeres indígenas, los cambios reales no se ven todavía, las cifras y los casos que día a día las mujeres enfrentamos nos lo demuestran claramente. 

El enfoque de poder: contexto organizativo y político de las mujeres

¿Qué entendemos por el enfoque de poder? El enfoque de poder es un análisis que parte de que en las sociedades vivimos relaciones de poder que nos van marcando. Creemos que “El Poder está en todas partes, define paradigmas, soporta instituciones, estructuras y sistemas, es dinámico y cambiante”.3 Por lo tanto si está en todos lados y define las estructuras y los paradigmas, debemos imaginar y definir ¿cuáles son esos lados? ¿Cómo interactúa en los sistemas? ¿Cómo se intersecta en nuestras vidas y en la toma de decisiones que hacemos como mujeres? 

No podemos negar la contradicción sentida en determinado momento, al pensar interiormente en tomar una decisión importante para su vida, pero al querer materializarla hay un poder (económico, político, social, religioso, etc.) que se pone de manifiesto y no nos permite avanzar en eso que internamente nos hemos propuesto. Esto no quiere decir que no tengamos el poder de decidir, quiere decir que hay multiplicidad de maneras en que se manifiesta el poder. Tengo el poder de decidir pero no el poder para ejercer esa decisión y por lo tanto, la decisión que tome ahora, es que no es el momento, o que necesito otras condiciones para echar a andar lo que he decidido. Pero desde mi interior, las negociaciones conmigo misma y con mis creencias, mis limitaciones y mis potencialidades ya están hechas. 

Es por esto que para las mujeres vincular la realidad con el análisis del poder nos da más fuerza tanto individual como en lo colectivo, nos da luces, reflexiones y claridades de en donde poner las estrategias de lucha, si en el ámbito íntimo, en el familiar o en el público. Sí, sabemos que la lucha de las mujeres está en todo, pero si lo tenemos más claro y definido, la propuesta es más efectiva, consciente y nuestro accionar va a tener mejores resultados. 

Es por eso que decimos que:

El poder es dinámico y cambiante. Se concreta entonces en un tejido de múltiples interacciones, contradicciones y tensiones inevitables que constantemente establecemos en todos los espacios, ámbitos y dimensiones de nuestra vida. 

Los ámbitos

En el ámbito personal e íntimo nos referimos a las relaciones de poder que se generan en lo más interno de cada persona, con su psicología personal, su cúmulo de creencias, experiencias, sobre nuestra sexualidad, nuestras potencialidades, anhelos, aspiraciones, sentires, emociones y la espiritualidad. Es el espacio de nosotras mismas. En el ámbito privado, del hogar de la familia nos referimos, al espacio donde viven y se establecen relaciones entre personas que pueden o no ser parientes centrados en la reproducción humana. Es el espacio de múltiples relaciones entre padre y 

madre, entre estos y sus hijos e hijas, entre estos y abuelos, tías y tíos, parientes o no, etc. que realizan el trabajo doméstico y cuido de personas. Reconociendo las múltiples familias que existen en las sociedades y sus diferentes manifestaciones. Y por último es ámbito público es aquel espacio que comprende la comunidad, los territorios, las naciones y lo global. Incluye todas las organizaciones, escuelas, iglesias, gobiernos, el Estado, los partidos políticos, la empresa privada y los movimientos. Donde también se realiza el trabajo remunerado productivo. 

Los ámbitos: mujeres guatemaltecas 

En el ámbito íntimo: Cada vez las mujeres somos más vulnerables en términos de violencia, se ejerce en nosotras y también en las otras, por lo tanto hay miedo, hay angustia y muchas desconfianzas. Estar juntas en algún movimiento o ser parte de un proceso de formación nos alimenta y nos hace tener más esperanza. Hay cansancio, sentimos que se ha trabajado mucho, en la lucha y en la defensa de los derechos de las mujeres, y en la vida cotidiana no parece haber avances. Muchas mujeres que no han tenido la oportunidad de hacer lo que les gusta se sienten frustradas y poco valoradas por lo que hacen. Algunas mujeres hemos optado por un proceso de sanación y estamos más conscientes de nuestro autocuidado como un proceso tanto individual y colectivo, esto ha sido producto de desgastes y el cansancio que provoca el “ser para otras y otros” Tal como lo resumen las participantes del Curso en Liderazgo estratégico de la Escuela de Alquimia4: “defensoras de derechos humanos con sentimientos encontrados, culpas por falta de atención en los hogares; alegrías, soledades, tristezas, placeres; no existe autocuidado, miedos, cansancio, aumentando de peso, enfermas, desgaste físico y psicológico; también avanzando en sus aprendizajes, amorosas, solidarias, con dignidad…con necesidad de espacios propios…” Esta afirmación también refleja las realidades de otras mujeres, lo que pasa es que de este ámbito casi no se habla, se invisibilizan los sentires de las mujeres, lo cual es preocupante porque somos seres integrales, y si no avanzamos en estos ámbitos no podemos hacer valer el aporte de las feministas de que “lo personal es político”. En cuanto a la autonomía económica5, Guatemala está entre los países más altos en porcentaje de mujeres sin ingresos propios, el 31.2 % de las urbanas y 52% de las rurales. Ingresos que son que los que nos permiten cuidarnos, dedicarnos tiempo para estudiar, para aprender a hacer “cosas”, aprender y recrearnos, incluso participar en la vida comunitaria y organizativa. 

En el ámbito privado: En este ámbito hay contradicciones de mucho peso, por un lado las labores que realizan las mujeres, siguen siendo para el beneficio de la familia, para garantizar el bienestar a otros, sin embargo acá se dan muchas agresiones. Las mujeres se encargan de los hijos e hijas, de la siembra, del trabajo en la oficina, de las tareas y del sostenimiento del hogar y aun así son agredidas, física, psicológica mente. Sin siquiera importar la escolaridad y los recursos con que estas cuentan. Es decir el aporte en la economía del cuidado sigue invisibilizado y lo peor aún que es naturalizado por el sistema patriarcal en que vivimos en Guatemala. Según los datos presentados por la CEPAL6, las horas dedicadas al trabajo doméstico y de cuido, indica que en Guatemala las mujeres de 15 años y más dedican un promedio nacional de 7 horas al trabajo doméstico y de cuido, mientras que los hombres una hora. 

JASS alquimiaSegún datos del INACIF7 “el delito que violencia contra la mujer aumentó en un 23.13% del año 2012 al 2013”. Además está documentado de que de 10 denuncias de violencia intrafamiliar, en 9 la víctima es una mujer. Estos datos son posibles ya que contamos con la “Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Intrafamiliar” decreto 97-96. Aunque se cree que hay un subregistro, porque conocemos que la institucionalidad de las mujeres está debilitada y que los mecanismos de justicia son sensibles a la corrupción, las mujeres prefieren muchas veces no denunciar. Aun así las estadísticas son alarmantes; según datos históricos del INE cuando en 2004 los hechos de violencia contra las mujeres eran de 8,231, para el 2013 habían aumentado a 36,170. Es una cifra impresionante y desconcertante, porque las institucionalidad del Estado, que en su momento fue impulsada desde el movimiento de mujeres, feminista y movimiento de mujeres indígenas, está cada vez más pasiva y sin un actuar acorde a las necesidades de las mujeres, es decir hay una débil aplicación de políticas públicas, planes programas y proyectos para su desarrollo.

Otros datos que son bastante reveladores sobre el machismo que impera la sociedad guatemalteca, es por ejemplo que las mujeres son agredidas con más frecuencia los días domingo y lunes, momentos en los que los hombres están en casa para descansar y de manera muy usual han ingerido licor durante el fin de semana. Esto acrecienta si nos encontramos en fin de mes o quincena. La relación con el victimario es de esposas o convivientes con un grado del 79% de alfabetismo y un 20.2% de analfabetismo.

Además, las mujeres que están organizadas y que tienen un papel protagónico en la comunidad o en territorio en donde se desenvuelven, sufren además de esto, otros tipos de violencia que tiene que ver con su accionar político organizativo, tal como lo describen las participantes del Curso de Alquimia: “existe un incremento de mujeres jefas de familias, nos quedamos solas y si vivimos en pareja y la generación de recursos es por parte de hombres y mujeres; mayoritariamente un control de esos recursos la tienen los hombres. La realización de las tareas domésticas mayoritariamente es por parte de nosotras las mujeres, quienes prácticamente no contamos con tiempo para el descanso” 10  

Trabajar por la lucha en la defensa de los derechos de las mujeres en cualquiera de sus expresiones, puede muchas veces ser motivo de agresiones a lo interno de la familia, con la no comprensión del trabajo, las salidas, el cuido de los y las hijas. Muchas mujeres pueden salir a trabajar en estas luchas porque cuentan con otras mujeres que hacen su trabajo, las abuelas, las tías, las hermanas y hasta las hijas mayores. Se arriesgan así, a que las critiquen social y públicamente. 

En el ámbito público: Pasamos entonces al ámbito público, ese lugar en donde las mujeres queremos ejercer nuestros derechos civiles y políticos, demandar de manera más plena y con la convicción profunda desde nuestras reflexiones personales y familiares; ese lugar en donde cada una podría dedicarse a lo que más le guste hacer en concordancia con las posibilidades y oportunidades que desde niña tuvo. Es allí en donde los dos ámbitos anteriores se ponen de manifiesto y generan sus consecuencias, la falta de educación escolar, la violencia internalizada e histórica, crecer y vivir un ambiente machista, racista y discriminatorio en Guatemala nos ha hecho ser especiales. Hemos tomado fuerza de donde no hay y hemos hecho cambios significativos en nuestras vidas y en la vida de otras, somos mujeres fortalecidas entre nosotras, se han creado un sinnúmero de organizaciones y colectivos en donde, día con día, aprendemos y valoramos que somos importantes y que nada ni nadie nos va poder detener, a pesar de que la realidad se vea adversa. Esa fuerza organizativa y política también nos vulnera, pues se viven agresiones y violaciones de derechos humanos por el trabajo específico en la defensa de los derechos como lo describen en la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras de Derechos Humanos “ser amenazada, criminalizada, sufrir agresiones y estar en constante alerta es parte de su trabajo diario”  

JASS MallorcaUna creciente lucha a favor de los megaproyectos como una estrategia de Estado, que los diferentes gobiernos han ido propiciando, nos viene a poner en otra problemática a las mujeres, porque somos nosotras quienes estamos en primera fila para defender la tierra y el territorio, para defender la “vida” y los bienes naturales que son de la comunidad, que son de los territorios y que los empresarios quieren saquear y que al final lo están haciendo, sin respetar la autonomía de los pueblos. En estos espacios las mujeres somos las más participativas y por eso, las más criminalizadas, difamadas y estigmatizadas y agredidas. No quiere decir que a los hombres defensores no les pase lo mismo, solamente es que diferente es por su condición de género. Es por esto que estamos lejos de una plena participación política, en cuanto a la autonomía en la toma de decisiones. “La subrepresentación en los parlamentos está vigente; en el siguiente período en el Congreso de la República solo el 13.3% serán mujeres; a nivel de alcaldías solo el 2.1 % fueron electas”.10 Las mujeres nos proponemos y nos organizamos para participar políticamente pero las condiciones dentro y fuera de los partidos políticas son adversas, ¿hasta cuándo van a estar preparados los hombres para aceptar que muchas mujeres ocupen un cargo de elección pública y popular, hasta cuándo vamos a dejar de temer las mujeres por nuestra vida y nuestra autonomía por el hecho de hacerlo también? 

Como podemos ver, haciendo un análisis desde el enfoque de poder podemos ir identificando las áreas en donde las mujeres necesitamos más acompañamiento, más recursos y más esfuerzos. Lo que este análisis también nos demuestra, es que no somos seres fragmentadas sino integrales pero que aun así las contradicciones son válidas también. Muchas veces no nos imaginamos por qué una lideresa de alto nivel puede ser violentada dentro de su familia; o cómo el sometimiento dentro de las propias mujeres en el ámbito público se pueda dar, y una de las explicaciones las podemos encontrar haciendo esta relación entre los ámbitos del ejercicio del poder. Dependiendo del tipo de familia en que hayamos crecido, de las relaciones con nuestra madre y nuestro padre, del nivel académico y nivel de profundización que vamos alcanzando en el desarrollo personal y colectivo, es así como vamos ir enfrentando estas contradicciones en relaciones de poder. 

Mientras sigamos viviendo este tipo de relaciones que nos debilitan y no nos dejan avanzar y nos someten, lo que podemos hacer en el ámbito público será también muy poco, violencias vivimos en todas las esferas de nuestras vidas por eso los retos y los desafíos son muy grandes. 

El camino a seguir 

Reconocemos que dentro de este entorno social, se han logrado muchos cambios a favor de la vida y de la dignidad de las mujeres, hay avances en los marcos legales y sociales, que no podemos negar, aunque los desafíos siguen siendo profundos. En mí punto de vista es urgente que tengamos una mejor interlocución con el Estado, desde las demandas propias de las mujeres en temas tan prioritarios como la salud, la educación. A nivel de institucionalidad de las mujeres es urgente recuperar los espacios que anteriormente eran coordinados por los grupos de mujeres y feministas. Nos corresponde como mujeres seguir haciendo esos esfuerzos de diálogos entre nosotras, las diversas, las que pensamos de otras maneras y las que actuamos también de otras maneras. Debemos seguir apostando por los esfuerzos formativos de mujeres y de mujeres jóvenes, de mujeres indígenas y rurales también. Una educación que nos libere de los estereotipos a todo nivel, incluso en el propio movimiento de mujeres, una educación que nos hermane y que nos ayude a vernos como complemento, que nos inspire a caminar en las veredas del encuentro y de la alegría por vivir. Es imprescindible el diálogo con las mujeres indígenas y sus colectivos para hacer esfuerzos en conjunto, para hacer de la agenda de las mujeres una agenda incluyente y capaz de recoger la más amplia gama de propuestas. Es importante seguir con los esfuerzos y alianzas tanto regionales como globales, para así tener más fuerza y un trabajo que aglutine cada vez a más mujeres. Que nos acompañemos, que nos conozcamos y nos reconozcamos, porque es lo que nos hace fuertes. Solo unidas tendremos el impulso necesario para que este gigante que es el “sistema patriarcal”, vaya haciéndose más pequeño, que tenga menos voz, menos palabras, menos estrategias. 


Elaborado por Helen Barrientos, Coordinadora de Alquimia, JASS Mesoamerica


1 Informe Complementario de las organizaciones de mujeres de sociedad civil sobre la aplicación de la Plataforma de Acción Mundial de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer; Guatemala 2014. 

2 Estadísticas Educación 2103, Instituto Nacional de Estadística, República de Guatemala. 

3 JASS Mesoamérica, Documento del Poder. Malena de Montis, 2014

4  JASS Mesoamérica, Escuela de Alquimia Feminista: Curso en Liderazgo Estratégico para Mujeres Indígenas y Rurales. 2013-2016.

5 Iniciativa Mesoamericana Defensoras, Informe Agresiones contra defensoras de DDHH en Mesoamérica 2012-2014

6 CEPAL Panorama Social de América Latina, 2014.

7 Instituto Nacional de Estadística de la República de Guatemala. Informe 2014 sobre Violencia Intrafamiliar.

8 Informe Complementario de las organizaciones de mujeres de sociedad civil sobre la aplicación de la Plataforma de Acción Mundial de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer; Guatemala 2014.

9 Instituto Nacional de Estadística de la República de Guatemala, Informe 2014 sobre Violencia Intrafamiliar.  

10  Iniciativa Mesoamericana Defensoras, Informe Agresiones contra defensoras de DDHH en Mesoamérica 2012-2014 

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