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Nunca antes había comprendido, con todo mi ser, lo que nuestros cuerpos significan para el patriarcado, hasta que estuve y conviví con más de 1,800 mujeres de todo el mundo en el Foro de AWID 2016, celebrado en Salvador de Bahía en Brasil, en el mes de septiembre pasado. Colores, formas, tamaños, expresiones y muchas características más fueron mi alimento diario durante cinco días. Como no hablo otro idioma más que el castellano, mi comunicación verbal fue limitada, pero eso me permitió observar, percibir y disfrutar de tanta diversidad. Disfruté profundamente de los cuerpos trasgresores, porque estos nos liberan a todas las mujeres, nos liberan de los prejuicios, de los estereotipos, y de todos los condicionamientos sociales y culturales de los que somos objeto; que si vestimos corto o largo, que si mi pelo de tal color, que mucho maquillaje, que muy poco, que si gordas o muy flacas, y una lista interminable de eso que nos va constituyendo y que desde muy pequeñas nos forma, eso del “deber ser”.

Nuestros cuerpos importan al patriarcado, para ser usados, sexualizados y desempoderados; los cuerpos diferentes, con otros colores, otras formas, tamaños, tatuados y que se salen de los moldes impuestos ofenden a quienes nos quieren oprimidas y uniformadas. Un cuerpo libre es la representación tácita de que no queremos ser moldeadas y estructuradas para el goce y disfrute de otros. Queremos vernos y sentirnos bellas con nuestros propios cuerpos, nuestros estilos diversos y complejos a la vez, pero desafiantes al sistema impuesto. Nuestras vidas importan sí, las de las mujeres que día a día intentamos ser coherentes y pensamos en que en este mundo es posible vivir de otras maneras, y que creemos que de a poco  estamos recuperando el poder, ese poder que nos construye de maneras colectivas, solidarias, igualitarias y amorosas. Importan las vidas de las mujeres negras, las mujeres blancas, las mujeres indígenas, las jóvenes, las niñas, todas importan, las que estamos y las que ya no están, producto de las violencias machistas dominantes en este mundo.

De aquí que el activismo feminista importa, claro!! Importa al patriarcado porque quienes ostentan el poder, tienen miedo de perder sus privilegios, tienen miedo de perder el poder que a costa de muertes, destrucción y guerras han conseguido, temen que este mundo se les esté desdibujando y se esté convirtiendo en esa aldea feminista, en donde quepamos todas y todos, en donde los placeres, la risa, los abrazos, la ternura y todos los cuerpos sean bienvenidos, sean respetados y sobre todo amados. Le temen a la solidaridad, porque se vendría abajo el consumismo que nos uniforma, le temen porque el capital perdería fuerza y el intercambio sería una manera de vivir, la sobrevivencia caducaría para darle paso a vivir con sentido. Por eso es que nos desacreditan, nos critican y no les caemos bien, pero no importa porque seguimos en esta construcción colectiva, seguimos juntándonos y reuniéndonos, para pensar juntas, compartir nuestras experiencias y hablar, reconociendo en cada una esa luz que ilumina y da vida a nuevos y diferentes modelos de vida. Seguiremos conectadas a través de los hilos de la esperanza y convencidas de que la diversidad es la fuerza para caminar, correr y ser libres. Demos gracias a esas diferencias por darnos lecciones de fortaleza e inspirarnos.


Título inspirado en el movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan)

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