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Discurso de aceptación del premio Letelier-Moffitt para la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras

  • JASS

El día de hoy, 14 de octubre de 2014, la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras recibe el premio en derechos humanos Letelier-Moffitt. A continuación el discurso de aceptación leído por  nuestra comapañera y directora regional de JASS Mesoamérica:

Muy buenas noches.

Reciban afectuoso un saludo de las defensoras de derechos humanos que nos articulamos en la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras y de las organizaciones que coordinamos este esfuerzo, todas ellas aquí presentes.

Queremos en primer lugar expresar nuestro agradecimiento al Institute for Policy Studies por habernos otorgado el Premio Internacional de Derechos Humanos Letelier-Moffitt. 

Dedicamos este reconocimiento a las más de 39 defensoras asesinadas en México, Guatemala, Honduras y El Salvador entre 2011 y 2014, a todas las defensora de derechos humanos que han sido encarceladas o enjuiciadas injustamente por el gobierno y a todas aquellas que son agredidas y amenazadas por su labor,  pero también por vivir en una región marcada por el machismo y la violencia contra las mujeres.

Con este premio honramos su vida, su trabajo, y recordamos que es gracias a la determinación de mujeres como ellas que este mundo sigue albergando la esperanza de un futuro mejor.

De manera especial queremos aprovechar esta ocasión para expresar nuestra solidaridad y sumarnos a la exigencia de justicia de las madres y familiares de los 3 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa que fueron ejecutados extrajudicialmente y de los 43 estudiantes detenidos por policías municipales el pasado 26 de septiembre y que a la fecha continúan desaparecidos en  el estado Guerrero, México.

Actualmente, son en gran medida las defensoras de derechos humanos quienes están enfrentando la emergencia humanitaria y las violaciones a derechos humanos generadas por la creciente violencia en México y Centroamérica. Son las familiares de víctimas de desaparición forzada o ejecución extrajudicial que buscan justicia, son las que denuncian los casos de feminicidio y demandan acciones frente a la impunidad; son las que proveen ayuda humanitaria a las personas migrantes, son las que defienden territorios ancestrales del saqueo y la devastación ambiental y las que defienden derechos no reconocidos o incluso penalizados en algunos países de la región, como es el derecho servicios de aborto legal y seguro.

Por denunciar la impunidad y las violaciones a los derechos humanos, pero también por salirse de los roles tradicionales asignados a las mujeres, las agresiones contra defensoras de derechos humanos son una realidad preocupante en nuestra región. Entre 2012 y 2013, la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras registró 1,356 agresiones en México, Honduras, Guatemala y El Salvador. De estas agresiones al menos un 40% presentaba un componente de género, es decir, tenía como objetivo inhibir la participación política de las mujeres y mantener la discriminación.

Frente a esta situación, defensoras de derechos humanos de cinco países de la región mesoamericana, hemos decidido cuidarnos a nosotras mismas y sumar fuerzas para cuidar a las defensoras que se encuentren en riesgo. Para ello, hemos construido alianzas y redes entre más de 360 defensoras de derechos humanos que nos respalden siempre que suframos una agresión, que necesitemos un espacio de descanso o que requiramos reconocimiento público a nuestro trabajo.

Recién estamos iniciando el camino y todavía nos queda mucho por aprender, no obstante nos sentimos orgullosas de lo logrado por la Iniciativa Mesoamericana de su fundación en 2010 a la fecha. En estos casi cuatro años:

  • Hemos impulsado la creación de 4 redes nacionales de protección a defensoras que contribuyen a superar la soledad y el poco apoyo que muchas veces las mujeres tenemos cuando nos enfrentamos a la violencia. Sabemos que es responsabilidad de los Estados asegurar condiciones de seguridad las personas que defendemos derechos humanos, sin embargo, en las actuales condiciones de impunidad y falta de acceso a la justicia, la supervivencia de nuestro trabajo en favor de los derechos humanos, depende en gran medida de la protección y cuidado que logremos entre nosotras.
  • Además, hemos sido pioneras en la documentación de la violencia que enfrentan las defensoras tanto por el trabajo que realizamos como por la discriminación de género existente y
  • hemos creado tres centros de refugio y autocuidado especiales para defensoras y sus familias y acompañado a más de 100 defensoras que han requerido algún tipo de protección.

En estos años hemos aprendido que la protección no es solo un asunto de tener guardias de seguridad o cámaras de vigilancia, sino que se trata de contar con redes de apoyo, de advertir y evitar el desgaste, de enfrentar la discriminación y la violencia en nuestras propias familias y organizaciones y de aumentar el reconocimiento social del trabajo que las mujeres hacemos por  los derechos humanos.

Estamos seguras que, solo si construimos organizaciones y movimientos capaces de desafiar y erradicar la violencia, podremos mantener vivos los ideales que Orlando Letelier, Ronni Karpen Moffiitt y miles de mujeres y feministas de todo el mundo nos dejaron como legado.

Muchas gracias…

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