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Mahatma Ghandi decía: Lo que se obtiene con violencia solamente se puede mantener con violencia, y es con violencia como los grupos de poder lograron secuestrar la democracia de nuestro país. Por mucho que han intentado disfrazar la verdad y que al estilo nazi han repetido mentiras miles de veces para convencernos de que la “reconciliación nacional” es un hecho, sabemos que esta dictadura  que empezó con el Golpe de Estado sigue ardiendo nuestras vidas y condenándonos a la muerte. Sin embargo, la poesía nos acompaña y en nuestros corazones tenemos presente que pueden cortar todas las flores pero nunca detendrán la primavera.  Por eso escribo desde el íntimo espacio que se comparte a través de las palabras, para esbozar un poco de la primavera y los sueños que le han arrancado a nuestro pueblo. Quiero darme el chance de soñar el país que quiero construir y no el que me dicen que debo desear. Quiero acallar las voces, las mismas que escuchamos todas, esas voces de quienes sostienen las armas y restringen  mis derechos y los suyos.

Unos años antes de 1821 un soldado se dio el lujo de imaginarse un país… de Indigestar.  Un tres de octubre nació Francisco Morazán: un hombre que luchó, con el sustento de miles de mujeres, por la libertad no solo de este sino de todos los pueblos de Centroamérica. Conmemorar su nacimiento es una ocasión oportuna para hablar sobre lo que significa un soldado, un ejército y esa cosa abstracta que llamamos Paz. Además de recordar el coraje de una persona que decidió, junto a muchas otras, no seguir con el mandato que le daban los grupos de poder, una persona que a pesar de ser un soldado formado por las oligarquías españolas decidió retarlas e intentar conseguir no solo la Honduras sino la Centroamérica que soñaba.

Mucho les quedo pendiente a estas soñadoras y soñadores pero ahora es nuestro turno: ¿Cuál es la Honduras y la Centroamérica que soñamos? ¿Es una donde se obtenga todo: el poder, la “seguridad”, el “acuerdo”, los bienes comunes…todo  a través de las armas o de hombres armados? Espero que no, Y por eso hoy, quiero invitar a todas las personas a ver este día no como un feriado más o como el día para los soldados sino como una inspiración más de hombres y mujeres que como Morazán están en las luchas al igual que Lempira, justo ahí al, lado de Visitación Padilla, Clementina Suares, Karla Lara, Suyapa Martínez, Berta Cáceres, Victor Fernández, Karen Mejía, Aureliano Molina, Magdalena Morales, Tomás Gómez, Lilian López, Miriam Miranda, Mirna Durón y todo el pueblo hondureño que sigue RESISTIENDO aun con las manos amarradas y un arma apuntándole al pecho, la de los policías, militares, tigres, el ministerio público y todas las expresiones de la violencia que siguen inventándose para aplastar nuestra dignidad. Soldados, quiero invitarles a dejar esos uniformes, a renunciar a esa institución creada para la muerte. A unirse a su pueblo y dejar de apuntar sus armas a nuestro pecho y a atreverse a soñar para que lo único que exista entre el susurro de nuestras montañas y ríos se un Sol – dado por el amor, el respeto y el cuidado para que al fin brille la primavera de la democracia en nuestro pueblo.

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